
La inteligencia artificial reta a los jóvenes: aprender a aprender
Expertos recomendaron la alfabetización digital y el fortalecimiento de las competencias humanas para enfrentar la nueva revolución tecnológica.“Estamos entrando en una era donde la inteligencia artificial comienza a mejorarse por sí sola. Se habla incluso de una superinteligencia capaz de evolucionar continuamente. Este es el cambio tecnológico que definirá la vida laboral y académica de las próximas décadas”. Con esta reflexión, Víctor Saavedra Mercado, director de la Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología (Atenea), abrió el panel de los Premios Jóvenes a la E 2025, un programa de la Alcaldía Mayor de Bogotá que promueve el acceso y la permanencia en la educación posmedia.
Saavedra conversó con María Lorena Gutiérrez, presidenta del Grupo Aval; Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes; y Diana Celis Mora, consejera TIC de Bogotá.
Diana Celis Saavedra citó datos del Foro Económico Mundial, que advierten que 44 % de los empleos en el mundo podrían ser reemplazados por la IA, y del estudio de Manpower 2024, según el cual siete de cada diez empresas en Colombia no logran encontrar talento digital. “Ahí está la oportunidad: explorar carreras en ciencia de datos, inteligencia artificial, programación, ciberseguridad. El empleo digital no solo es el mejor pago, también ofrece crecimiento sin brechas entre hombres y mujeres”.

María Lorena Gutiérrez, Víctor Saavedra, Raquel Bernal y Diana Celis en el panel de los Premios Jóvenes a la E 2025.
La IA, mucho más que una herramienta
Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes, planteó una visión profunda sobre el impacto de la inteligencia artificial. Aclaró que, a diferencia de otras innovaciones, la IA no puede entenderse solo como una herramienta. Puso como ejemplo la calculadora, que incluso llegó a asustar en su momento a algunos profesores. “La calculadora nos permitía resolver operaciones más rápido, pero no nos cambió a nosotros. La inteligencia artificial sí afecta cómo pensamos, cómo nos comportamos y enfrentamos las sociedades en las que vivimos”, señaló.
Así mismo, les recomendó a los jóvenes no sentir miedo. Los invitó a mantener el optimismo frente a las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial y subrayó que lo más importante es que todos comprendan qué es y qué no es capaz de hacer esta tecnología, y que aprendan a usarla de manera ética.
"Mi recomendación es invertir en competencias transversales y duraderas: pensamiento crítico, creatividad, ética y la capacidad de aprender a aprender. Esas que difícilmente desarrollará una máquina".
Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes.
Además, Bernal recalcó que deben alfabetizarse digitalmente y cultivar lo que se ha denominado competencias profundamente humanas, aquellas que la IA difícilmente podrá replicar: la curiosidad, la capacidad de hacerse preguntas y la habilidad de gestionar el aprendizaje a lo largo de la vida. “La máquina no tiene curiosidad. Somos los seres humanos quienes hacemos las preguntas, y esa es una ventaja enorme que debemos aprovechar”.
María Lorena Gutiérrez, por su parte, enfatizó en la importancia de mirar el cambio con confianza. El verdadero impacto dependerá de cómo manejemos esta transición laboral y de qué tanto sepamos aprovechar esta nueva revolución industrial. “Muchas tareas repetitivas serán automatizadas, y eso está bien. Nuestro rol debe estar en la creatividad, el trabajo en equipo y la innovación”.

Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes.
Los retos de la Educación con la IA
La inteligencia artificial es solo uno de los grandes pilares de transformación que atraviesa hoy la educación superior, junto con otros cambios de fondo: nuevas aspiraciones de los jóvenes, tecnologías disruptivas, retos globales como el cambio climático o la fragilidad democrática. “Yo me eduqué para trabajar en una empresa durante 30 años, y eso me parecía atractivo. Para los jóvenes de hoy, en cambio, ese escenario resulta fatal. Sus expectativas de vida son muy distintas y la universidad debe adaptarse a ellas”, señaló la Rectora de la Universidad de los Andes.
Esa adaptación exige, según la Rectora de Los Andes, reformar la educación superior. El primer paso es la formación de los profesores, quienes deben comprender bien la inteligencia artificial, saber usarla y entender cómo impacta cada disciplina. Será distinto en las finanzas, en el arte o en la filosofía, pero será innegable en todas. A partir de allí, viene la formación de los estudiantes, que deben aprender a usar la tecnología y aprovechar las oportunidades que ofrece en cada campo del conocimiento.
La Universidad de los Andes ya adelanta una revisión integral de sus programas para identificar cómo se ven impactados por la IA y cómo aprovechar sus beneficios. Esto incluye la creación de programas nuevos, como el de Ciencia de Datos, que abrió recientemente inscripciones con un récord de aspirantes. “Los datos y la analítica serán fundamentales en cualquier trabajo”, destacó.
La Universidad también impulsa la educación continua, con decenas de cursos en inteligencia artificial y otras áreas. “La gente está entendiendo que debe recalificarse continuamente. El Foro Económico Mundial decía que el 50 % de las competencias actuales podrían volverse obsoletas en cinco años. Hoy esa obsolescencia es más lenta, porque las personas están volviendo a estudiar. La tarea es aprender a aprender”, insistió.
Diana Celis Mora, consejera TIC de Bogotá, puso sobre la mesa un reto que sigue siendo estructural: la brecha digital. Aunque las cifras de cobertura parecen alentadoras, todavía cerca del 40 % de los hogares no cuentan con un computador. “Tener un celular no es suficiente para ser productivo; nadie abre una hoja de Excel cómodamente en un teléfono”, advirtió.
Para enfrentar este desafío, destacó proyectos como Internet Social, que busca conectar de manera gratuita a 200.000 hogares del Sisbén 1 y 2. A ello se suman las zonas Wi-Fi de la ciudad, que este año ya registran casi un millón de usuarios recurrentes.
Diana Celis Mora, consejera TIC de Bogotá, puso sobre la mesa un reto que sigue siendo estructural: la brecha digital. Aunque las cifras de cobertura parecen alentadoras, todavía cerca del 40 % de los hogares no cuentan con un computador. “Tener un celular no es suficiente para ser productivo; nadie abre una hoja de Excel cómodamente en un teléfono”, advirtió.
Para enfrentar este desafío, destacó proyectos como Internet Social, que busca conectar de manera gratuita a 200.000 hogares del Sisbén 1 y 2. A ello se suman las zonas Wi-Fi de la ciudad, que este año ya registran casi un millón de usuarios recurrentes.

Diana Celis Mora, consejera TIC de Bogotá.