La Antártida, más cerca de Colombia de lo que se piensa
Con el lanzamiento de una nueva agenda científica antártica de Colombia, los científicos recuerdan la importancia del país en el continente blanco.En la Antártida no hay ranas, pero es clave hablar de ellas para comprender la importancia de ese continente para Colombia. Carlos Guarnizo, doctor en Ecología, Evolución y Comportamiento Animal y divulgador científico, recuerda que las ranas respiran por la piel, pero cuando hace mucho sol se secan y pueden morir. De inmediato relaciona ese incidente con la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) que afecta fenómenos como los vientos monzones y las temporadas de lluvias en América, África y Asia. Y ahí viene la unión con la Antártida...
“Hay estudios que dicen que los fenómenos de cambio climático, que son a largo plazo, posiblemente transformen la intensidad o la oscilación de la zona de interconvergencia tropical, alterando elementos que uno no esperaba, por ejemplo, la rana que yo estudio aquí en Bogotá”, dice Guarnizo sobre la rana sabanera (Dendropsophus molitor), muy conocida por ser el símbolo del Acueducto de Bogotá.
Ese fue solo uno de los ejemplos que se presentaron durante la firma de la agenda científica antártica de Colombia 2025–2035, para ilustrar la relación más cercana de lo que se pensaba con la Antártida o Antártica (las dos escrituras son válidas). El evento se realizó en la Universidad de los Andes, durante el Coloquio nacional: “Colombia hacia la Antártica: investigación científica para la vida y la paz”, organizado por la Cancillería, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; la Comisión Colombiana del Océano (Programa Antártico Colombiano) y la Universidad de los Andes.
Para Camila González, directora del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad, “Investigar la Antártida no es un ejercicio lejano, es una forma de entender mejor nuestro propio territorio, nuestras costas, nuestra biodiversidad y los riesgos asociados al cambio climático que enfrentamos como país”.
Con esa interconexión entre los continentes, es indispensable que las Universidades del país estén haciendo ciencia en el polo sur y la agenda presentada muestra ese propósito.
Buceadores de la Armada colombiana toman muestras en la bahía de Port Lockroy, al oeste de la península Antártica. Fotos AFP
Colombia en la Antártida
Además de las investigaciones relacionadas con el entendimiento del sistema climático global y la biodiversidad en condiciones extremas, el trabajo en Antártida ha sido clave para fortalecer la presencia internacional de Colombia, un país megadiverso que al estar afectado por lo que suceda en esa parte del planeta debe ejercer diplomacia científica y proyectar un liderazgo ambiental.
Hasta el momento, el país ha realizado 11 expediciones a ese continente y, en este momento, aprovechando el verano antártico, se lleva a cabo la número 12.
Desde 1976, el país realiza actividades científicas, siendo pionero el doctor José A. Lozano, egresado de la Universidad Nacional y la Universidad de Columbia. Más adelante, en 1989, el país se adhiere al Tratado Antártico y en 2009 crea el Comité Técnico Nacional de Asuntos Antárticos (CTN-AA), del que hace parte la Universidad de los Andes desde el 2020.
Oficialmente la Antártida no tiene un dueño y se ha preservado como un lugar pacífico para la investigación por parte de diferentes países que llevan a cabo misiones científicas o instalan bases permanentes, como es el caso de Francia - Italia, Corea del Sur o Brasil.
Los sueños de Colombia en la Antártida
La investigación en la Antártida requiere la unión de varias instituciones gubernamentales y educativas para llevarse a cabo. En el caso de Colombia, 53 aparecen en la agenda científica antártica de Colombia 2025–2035 y orientan la acción del Estado colombiano en ese continente.
Por eso Yesenia Olaya, ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación, aseguró durante el evento que la ciencia debe estar “al servicio de la protección del planeta, de la justicia climática y de un orden internacional basado en la cooperación y no en la competencia”.
Para científicos como Andrés Franco, de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la investigación colombiana en la Antártida ya pasó su etapa de “niñez” y hay que pasar a la adultez siguiendo el trabajo conjunto.
Algo en lo que también coincidieron otros científicos participantes del coloquio fue la necesidad de comenzar a trabajar por un Instituto Antártico Colombiano y, por qué no, una base en el continente blanco.
En conclusión, la Antártida no es una lejanía helada, sino un laboratorio que incide en los recursos naturales y en la biodiversidad colombiana. Consolidar las expediciones, avanzar hacia una institucionalidad propia y ejercer diplomacia científica fortalecerán el liderazgo ambiental del país y su cooperación internacional.