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A profundidad
30/05/2025

Pasar de nivel en clase: los videojuegos como herramienta educativa

Cada vez más presentes en las aulas, los videojuegos se consolidan como herramientas educativas que fortalecen el pensamiento crítico, la creatividad y el aprendizaje activo.
Innovación

Aprender es experimentar, equivocarse y volver a intentarlo. Esta es una de las premisas del aprendizaje significativo y también la esencia de algunos videojuegos. En ellos, los jugadores toman decisiones, enfrentan consecuencias, ajustan estrategias y comprenden sistemas complejos mientras se entretienen.

 

“Los mamíferos aprendemos jugando y los videojuegos ofrecen algo único: la posibilidad de simular escenarios complejos, experimentar con decisiones y equivocarse sin consecuencias reales”, sostuvo Gonzalo Frasca, investigador en el área de videojuegos de la Universidad IT de Copenhague, durante el foro EduMedia, dedicado a la educación mediática para transformar América Latina. 

 

Según Frasca, los videojuegos han dejado de ser vistos únicamente como entretenimiento. Hoy, en las aulas comienzan a consolidarse como aliados del aprendizaje.

 

Roblox, una plataforma digital de creación de videojuegos, permite a los estudiantes diseñar sus propios mundos y experiencias interactivas, fomentando así la creatividad, la lógica y el pensamiento computacional desde edades tempranas. Duolingo, una aplicación de aprendizaje de idiomas muy popular, convierte el estudio en una rutina entretenida mediante dinámicas de juego y recompensas, lo que fortalece la constancia, la memoria y la motivación. A esto se suman los simuladores de vuelo, que acercan a los estudiantes a entornos profesionales donde se exploran principios de física, navegación y toma de decisiones en tiempo real.

 

Jaime Rodríguez, magíster en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas, destacó que el mundo virtual y la vida real no están tan desconectados como suele pensarse. “En muchos videojuegos multijugador, los jugadores aprenden a seguir reglas, adaptarse a nuevas dinámicas y resolver conflictos en equipo. Esas habilidades, que se desarrollan dentro del juego, pueden aplicarse perfectamente en contextos reales”. Para el profesor de narrativas digitales, los videojuegos con propósito no solo entretienen, también estimulan el pensamiento crítico, la identificación de patrones y la toma de decisiones estratégicas, competencias fundamentales para desenvolverse en entornos complejos, tanto dentro del aula como en la vida cotidiana.

 

Otros títulos ofrecen experiencias igualmente enriquecedoras. SimCity, por ejemplo, permite entender procesos como la urbanización o el cambio climático desde una perspectiva sistémica. Por su parte, Minecraft Education Edition ha sido adaptado para el aula con fines pedagógicos: allí los estudiantes aplican conocimientos de geometría, historia o sostenibilidad al construir entornos virtuales. Desde diseñar ciudades energéticamente eficientes hasta resolver retos colaborativos sobre biodiversidad, la experiencia se transforma en aprendizaje significativo.

Gonzálo Frasca

Panel “Videojuegos, participación y educación” con Gonzalo Frasca durante el foro EduMedia.

¿Qué habilidades se pueden desarrollar a través de los videojuegos?

 

🎯 Motivación intrínseca: superar retos se vuelve una meta personal.   

💪 Persistencia: perder puede ser frustrante, pero el videojuego motiva a intentarlo una y otra vez hasta superar el reto. 
 

🧭 Autonomía: cada jugador elige su camino y ritmo. 

👀 Concentración: los objetivos mantienen el foco activo. 
 

🧠 Pensamiento estratégico: se planifican recursos, tiempos y acciones. 
 

😌 Autorregulación emocional: se aprende a manejar la frustración… y a celebrar el logro. 

Desafíos de integrar videojuegos en el aula

 

Aunque las ventajas son muchas, implementar videojuegos en entornos educativos presenta diversos retos. 
 

Uno de los más recurrentes es el tecnológico, especialmente si se tiene en cuenta que algunos videojuegos que no se adaptan a todos los dispositivos o, incluso, la falta de conectividad en lugares remotos o plataformas inestables. “A menudo se culpa a los docentes por no integrar videojuegos, cuando en realidad no se les brindan las herramientas adecuadas para hacerlo”, advirtió Frasca. 
 

El exceso de tiempo frente a las pantallas también presenta desafíos. Los videojuegos han sido demonizados durante años. Y aunque es cierto que vivimos una crisis de hiperconectividad, debemos abordarla con equilibrio”, advirtió el investigador. 
 

A esto se suma la brecha en formación docente, pues algunos no están suficientemente capacitados para seleccionar, aplicar o evaluar videojuegos como recurso pedagógico. Frente a este panorama, Frasca propone un enfoque más participativo y empático: que padres y educadores se involucren activamente, jueguen junto a los niños, y que se abran espacios de aprendizaje mutuo y espacios de diálogo. Cuando hay un interés genuino del adulto, los niños lo perciben. Esa conexión permite abrir conversaciones críticas sobre lo que ocurre en el juego y en la vida real”, afirmó. 
 

Establecer tiempos adecuados, conocer los contenidos y elegir títulos acordes a la edad son pasos fundamentales. Herramientas como Common Sense Media pueden ser aliadas valiosas para tomar decisiones informadas.