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Personas
17/12/2025
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Formar profesores, pensar el currículo y discutir la ética

Desde reformas curriculares hasta debates sobre IA, Juny Montoya ha impulsado en Los Andes conversaciones clave sobre docencia, ética y educación.

En la Universidad de los Andes, los cambios en la forma de enseñar se construyen en discusiones largas, reformas curriculares, ajustes institucionales y debates que atraviesan distintas generaciones de profesores y estudiantes.  

 

En ese proceso, la trayectoria de Juny Montoya ha estado asociada a transformaciones sostenidas en la reflexión sobre currículo, formación docente y ética aplicada. 

 

Abogada de formación y doctora en Educación de la Universidad de Illinois, Montoya ha ocupado distintos roles académicos y directivos dentro de la Universidad. Al revisar su recorrido, ella misma evita reducirlo a un solo hito.

 

A pesar de ello, destaca la reforma a la enseñanza del Derecho, que marcó un giro en su interés por la pedagogía y el currículo, y posteriormente su trabajo en el Centro de Investigación y Formación en Educación (CIFE), desde donde apoyó procesos de formación profesoral a nivel institucional. 

 

También, uno de los ejes de su trayectoria ha sido el liderazgo del Centro de Ética Aplicada, espacio desde el cual se consolidó una visión integral de este concepto como dimensión transversal de la vida universitaria.  

 

Según ella, uno de los principales retos ha sido cuestionar la idea de la ética como asunto exclusivamente privado. “Asumir que hay una tarea por hacer en la Universidad y que esa tarea la sumamos todos. Es un reto”, explica, sobre la necesidad de integrarla en la docencia, la investigación, la gestión y la proyección social. 

Juny Montoya

"La ética debe estar en todas partes. No es sólo un discurso. Es importante que esté de manera transversal en el currículo, pero que también es una forma de vida y de funcionamiento de todo lo que hacemos en la Universidad",
Juny Montoya, doctora en Educación de la Universidad de Illinois.

La ética y la docencia como prácticas cotidianas

Esa preocupación por llevar la reflexión a la práctica también estuvo en el origen de Didacta, el Centro de Innovación y Desarrollo Académico que hoy dirige. Montoya identifica como punto de partida una dificultad concreta: la falta de articulación en los mensajes que recibían los profesores sobre mejora docente. Didacta, afirma, busca organizar esa oferta bajo el proyecto educativo institucional y con una orientación curricular clara, de modo que los cambios tengan impacto más allá de cursos o iniciativas aisladas. 

 

Desde esa experiencia, su mirada se ha extendido a debates actuales como el uso de la inteligencia artificial en la educación. Para la abogada, el foco no está en prohibir la tecnología, sino en definir condiciones éticas para su uso.  

 

Entre ellas, menciona la transparencia y la responsabilidad académica: 


“Que sea una colaboradora, que sea un recurso, pero que no nos reemplace en lo que es humano, en nuestro pensamiento, en nuestra capacidad creativa”.
Juny Montoya

"Es importante que no nos perdamos en el uso que hacemos de la IA. Hay que mantener la responsabilidad en manos humanas y pensar en términos pedagógicos. ¿Qué es lo que vamos a poner a hacer a los estudiantes sabiendo que la IA está ahí?"

¿Qué preguntas deja abiertas sobre el futuro de la educación?

Al pensar en el futuro de la educación, Montoya señala oportunidades y tensiones. Le resulta relevante la posibilidad de trayectorias flexibles y currículos más ajustados a los intereses de los estudiantes, pero expresa inquietud por la pérdida de habilidades asociadas a la lectura y la escritura. 


“A mí la educación sin el texto escrito, sin la lectura y sin la escritura, me cuesta mucho trabajo imaginármela”,
afirma.

Más que una conclusión cerrada, su legado en la Universidad de los Andes se entiende como una serie de procesos que siguen en discusión: cómo se enseña, cómo se forma a los profesores, cómo se integra la ética en la vida institucional y cómo se responde, desde la educación, a transformaciones tecnológicas y culturales en curso. 

 

Han sido más de 30 años de vida en la academia en los que Juny Montoya ha acompañado cambios que se sienten en la manera de enseñar y de pensar la educación. Su trabajo fue dejando huellas discretas pero persistentes, con preguntas que se incorporaron a la conversación institucional, prácticas que se consolidaron en el tiempo y una forma de entender la Universidad como un lugar donde la reflexión pedagógica es parte de lo cotidiano.

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