
Paradojas de la Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial contribuye al cuidado ambiental, pero también lo afecta. El experto en IA, Juan David Gutiérrez, explica sus impactos en la naturaleza.
Metropolis fue la primera película en explorar el concepto de inteligencia artificial. Era 1927 y presenta a Maria, un robot humanoide que manipulaba las dinámicas sociales. Desde entonces, la compleja relación entre robots y humanos se ha abordado en el cine. Ejemplos más cercanos a esta época The Matrix (1999); Eva (2011); I Am Mother (2019).
De hecho, se puede decir que la actualidad se parece más al mundo de Tony Stark, el personaje de Iron Man en Avengers, que explora los beneficios y riesgos de la inteligencia artificial enfrentándose a sus dilemas éticos y consecuencias.
Estos dilemas ya no son exclusivos del cine, la inteligencia artificial es parte de la vida cotidiana. Según el portal Statista, se estima que en 2024 alrededor de 300 millones de personas la utilizan, una cifra comparable a la población de Estados Unidos.

ChatGPT, por ejemplo, es la plataforma más popular, con un 54 % de participación de mercado y 3.1 mil millones de visitas mensuales, según Exploding Topics.
AFP
La pregunta es: ¿Conocemos sus impactos?
Juan David Gutiérrez, profesor de la Escuela de Gobierno en la Universidad de los Andes, señala la naturaleza paradójica de la inteligencia artificial (IA).
Por un lado, contribuye a la protección ambiental. Proyectos como Guacamaya, IA por la Amazonía, liderados por la Universidad de los Andes, emplean datos y tecnología satelital para monitorear la deforestación y el estado del Amazonas, facilitando un seguimiento efectivo de los ecosistemas y respaldando decisiones orientadas a su conservación.
Sin embargo, el impacto ambiental de la IA es considerable, y su huella comienza mucho antes de la programación. La fabricación de dispositivos, baterías y otros componentes esenciales para el desarrollo de la IA requiere minerales como cobalto, oro, litio y cobre, principalmente extraídos en Asia, África y América Latina. Esta extracción a gran escala ejerce una creciente presión sobre los ecosistemas.
"Esta es una fuente importante de preocupación, ya que la deforestación en la Amazonía está relacionada con la alta demanda de materias primas"
Juan David Gutiérrez
La IA va a la luna y regresa
Otro de los aspectos que preocupa es la alta demanda ambiental que implica el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial (IA).
“Algunos cálculos indican que entrenar estos modelos consume tanta energía como lanzar un cohete a la Luna y traerlo de regreso”
comenta Gutiérrez.
Para ponerlo en perspectiva, el entrenamiento de un modelo de lenguaje extenso (LLM) como GPT-3, desarrollado por OpenAI, generó 502 toneladas de dióxido de carbono y consumió 1.287 megavatios-hora de electricidad, lo cual equivale al consumo anual de 130 hogares promedio en Estados Unidos.
Este proceso no solo requiere grandes cantidades de electricidad, sino también un significativo consumo de agua. Al igual que otros servidores, la IA necesitan sistemas de enfriamiento para evitar el sobrecalentamiento, y estos suelen depender de recursos hídricos.
En 2022, por ejemplo, Microsoft consumió 6'4 millones de metros cúbicos de agua y Google utilizó 5.560 millones de galones.
Tus preguntas requieren agua
Cada interacción que se hace con sistemas de operación como Chat GPT también produce impactos significativos ambientalmente. La Universidad de California realizó un estudio que demostraba quehacer entre 5 y 50 preguntas, dependiendo de su complejidad, podrían representar un consumo de hasta medio litro de agua.
Aunque muchas empresas están buscando reducir el uso hídrico y optar por fuentes de energía renovable, estos temas aún requieren de mayor discusión e investigación.
“Es fundamental entender tanto las aplicaciones positivas de estos sistemas como sus impactos. La investigación sobre estos temas apenas comienza, y muchas de las mediciones sobre el consumo de agua y energía son recientes”, comenta Juan David Gutiérrez.
El profesor hace un llamado a que países como Colombia, que extraen recursos, tengan un papel relevante en la mesa de discusión para definir una gobernanza que permita aprovechar al máximo estas tecnologías, gestionar los riesgos, mitigar los daños y, aún más importante, lograr un saldo positivo.

En 2022, cuatro grandes empresas tecnológicas, entre ellas Microsoft, consumieron 90 teravatios-hora, equivalente al consumo eléctrico de todo Colombia (The Economist, 2024).
AFP