23/03/2018

¿Quitarle los tres ceros al peso colombiano? Mitos y dudas

Billete de dos mil pesos
La propuesta del Gobierno sobre quitar tres ceros al peso colombiano vuelve a estar sobre la mesa. Análisis de Marc Hofstetter, profesor de la Facultad de Economía. 
Billete de dos mil pesos
Billete de dos mil pesos


Ph. D. en Economía, Johns Hopkins University
Profesor, Facultad de Economía
Por: Marc Hofstetter


Tomado de: https://www.larepublica.co/analisis/marc-hofstetter-500050/tres-ceros-mitos-y-dudas-2604496

Una vez más la propuesta de quitarle tres ceros al peso colombiano vuelve a copar los titulares de la prensa.

Esta vez, paradójicamente, el impulso se lo dio la Fiscalía al proponer la medida como una forma de forzar a aquellos que tienen recursos mal habidos en efectivo a cambiarlos y así facilitar la labor de las autoridades que los persiguen.

En el debate suscitado han surgido numerosas afirmaciones, muchas con matices mitológicos, sobre las consecuencias de la medida.

Algunos han afirmado que muchos comerciantes aprovecharán el cambio de unidades para redondear los precios hacia arriba lo cual causará inflación.

Las experiencias pasadas sugieren que eso no pasará. En Europa, cuando se adoptó el Euro, los cálculos posteriores indican que el redondeo causó a lo sumo dos décimas de inflación temporal.

En el caso colombiano, hay aún menos razones para pensar que habrá redondeo porque el cambio nuestro solo quita ceros con lo cual las cifras quedarán igual de redondas que antes del cambio.

He oído también que la medida devaluará el peso. Esto es totalmente falso. El precio del peso se determina por la demanda y oferta del mismo que nada tiene que ver con las unidades en que lo expresamos.

También se ha dicho que la nueva moneda convertiría el 4 x mil en 4 x millón. Esto también es falso; el impuesto a las transacciones financieras es un porcentaje sobre estas. El cambio en la denominación de la base para nada altera la tarifa que se paga.

Otros han afirmado que el cambio no se debe hacer en Colombia porque no hay un problema de inflación. Es cierto que otros países de América Latina cambiaron sus monedas en medio de procesos de estabilización monetaria, pero eso no quiere decir que tener hiperinflación sea una condición necesaria para cambiar la unidad de cuenta.

Me quedan, de otro lado, algunas dudas a raíz de los comentarios que han salido del Banco de la República explicando la propuesta. La primera tiene que ver con los tiempos. El Banco ha afirmado que si el proceso se hace de manera pausada, en tres años, los costos del cambio rondarían los $400.000 millones y que si se hiciera de manera acelerada se doblarían. No entiendo la lógica de esa afirmación. Los costos principales para el Banco son de dos tipos: producción de las nuevas especies monetarias y pedagogía. No veo por qué los tiempos que tome la transición los pueden afectar de manera relevante.

También ha dicho el Banco que la mayor parte de los costos se explica por la producción de las nuevas monedas.

Sin embargo, en la contabilidad del Banco, la diferencia entre el valor facial de la moneda metálica emitida y su costo, va a las utilidades del emisor. Por ejemplo, si producir una moneda de $500 le cuesta $100 al Banco, los $400 de diferencia van a las utilidades. En 2017, el Banco gastó $112.000 millones produciendo moneda metálica y en el estado de pérdidas y ganancias aparecen ingresos por esa emisión por $266.000 millones. Así, sería útil que el Banco explique si el costo de $400.000 millones tiene en cuenta esa consideración.

Finalmente, un comentario sobre los tiempos de la transición. Cuando Europa adoptó el Euro, los preparativos fueron largos pero la transición de un circulante al otro se hizo en solo tres meses. Si uno de los beneficios del cambio en Colombia es el propuesto por el fiscal, no tiene sentido establecer una transición que dure varios años.

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