07/11/2013

Trabajan con las manos

Trabajo, social, uniandes, Universidad de los Andes, apoyo

Voluntariado social de Los Andes en la localidad de Santa Fe

-¿Entonces nos vamos a ver todos los sábados?, le preguntó el niño.

Tras el sí enérgico de Guillermo, vino un apretón de manos, una media vuelta, unas manitas agarrándose la cabeza mientras se escuchaba un dramático “¡No!” que alertó a los otros niños.

-Ahora nos toca venir los sábados, les dijo a sus amigos.

Así comenzó, en febrero de 2013, la relación entre un grupo de estudiantes de Economía en Los Andes y los chicos de sexto del colegio La Giralda, en el barrio Las Cruces de la localidad de Santa Fe, en el centro de Bogotá. Lo que para unos era una aventura, para otros era una obligación.

Meses antes Guillermo Tovar y Camilo Umaña, representantes estudiantiles de la Facultad de Economía, habían ideado un proyecto para enseñar matemáticas a niños de escasos recursos con el que querían darles significado a los indicadores que tanto estudian en clase. “Conocíamos las cifras de pobreza, pero no la realidad -explica Tovar-. Y lo que tenemos para ofrecer es nuestro conocimiento”. De la necesidad de trabajar ‘Con las manos’ nació el nombre de lo que ahora es su fundación.

Antes de lanzarse al agua tomaron la clase de Pobreza, Desigualdad y Políticas Públicas, que ofrece la Escuela de Gobierno, para darle forma a la idea; pidieron asesoría en el Centro de Investigación y Formación en Educación (CIFE) para adquirir herramientas pedagógicas; se contactaron con la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (ANSPE) para encontrar el lugar y la forma más adecuados para ejecutar su plan; buscaron ejemplos de experiencias similares; recurrieron a los consejos del experto en educación Enrique Chaux; convencieron a los miembros del Consejo de Facultad, hicieron acuerdos con el Rector del colegio y convocaron a sus voluntarios.

Arrancaron con 84, que durante todo este año oficiaron como tutores de los 124 niños de sexto grado. La metodología es sencilla: por cada grupo de 4 o 5 niños hay 2 o 3 profesores, que se turnan para acompañarlos un sábado u otro.

Cada jornada se reúnen durante tres horas en las que repasan lo aprendido en las clases de entre semana y despejan las dudas, pero que aprovechan también para jugar poniendo en práctica el conocimiento matemático. Ábacos gigantes en el patio, ajedrez, ‘Quién quiere ser millonario’ y hasta el juego de las escondidas sirven para poner en evidencia las matemáticas que trae la vida.

Pero la experiencia ha ido un poco más allá. “Venían con la idea de enseñar una materia pero se han dado cuenta de que educar es más difícil, porque hay que asomarse a cambiar culturas y a incentivar tanto lo académico como la convivencia”, señala Víctor Neira, rector del colegio La Giralda.

“Las matemáticas han sido la excusa para romper barreras y cambiar los horizontes”, dice Neira, para referirse al acercamiento de dos realidades diferentes con el que han ganado tanto los estudiantes de economía como los de su colegio.

Después de haber recibido como baldado de agua fría la noticia de que su semana escolar tendría un día más, los niños de La Giralda ahora echan de menos sus sesiones de matemáticas cuando tienen receso escolar. Ahora vienen las vacaciones, pero la fundación, que ahora cuenta con voluntarios interesados en Administración e Ingeniería, seguirá trabajando ‘con las manos’ el próximo año.

Contacto: conlasmanos@uniandes.edu.co

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