En un año en el que las familias han sentido que el dinero rinde cada vez menos en el mercado, la gasolina y los gastos diarios; la definición del salario mínimo se espera con mayor expectativa.

“Este año, nos enfrentamos a indicadores inquietantes respecto a la economía del país que se manifestarán con mayor contundencia en el mercado laboral el próximo año —expresa, Marc Hofstetter, Ph.D. en Economía de la Universidad Johns Hopkins—. En un año que se prevé desafiante, sería prudente que el incremento sea moderado, rondando alrededor del 10 % u 11 %”, agrega. 

La mesa de negociación encargada de establecer este incremento se encuentra actualmente en sesión. En este escenario, el índice de productividad se ha convertido en uno de los criterios fundamentales que alimenta la discusión, esta se refiere a cuánto produce en promedio cada trabajador en Colombia.  El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) ha presentado al comité encargado de definir el salario mínimo, tres enfoques distintos para medir la productividad, generando debates sobre cuál de estas cifras debería prevalecer en la toma de decisiones.  

Uno de ellos es la Productividad Total de los Factores (PTF) que registró -1 % en el 2023, reflejando un escenario negativo en la eficiencia que combina los factores de producción (trabajo, capital y recursos naturales). La segunda, la productividad laboral, que representa el volumen total de producción por trabajador en términos de Producto Interno Bruto (PIB), marcó un -0,7 %. Por último, la productividad laboral por hora, una métrica que cuantifica el valor económico generado por cada hora de trabajo, se situó en el 0,76 %. 

El debate ahora es cuál de esas tres cifras se debe tener en cuenta para partir en el debate del aumento del mínimo. De acuerdo con el economista, esta discusión sobre si la productividad creció o disminuyó se torna más política que técnica, ya que las posturas pueden variar según las perspectivas individuales. “El que quiere que el salario mínimo no suba tanto, empujará por decir que la productividad cayó y el que quiere que el salario suba mucho dirá que la productividad subió un poco”, afirma. 

¿Cómo se mide la productividad de un país? 

Hofstetter ejemplifica que, si se tuviera una zapatería, la medición de la productividad de un trabajador sería más precisa, ya que se podría contar el número de horas que ese empleado dedica a producir zapatos y cuántos logra elaborar. Sin embargo, al aplicar este principio al agregado total de la economía, el número es realmente imposible de medir con precisión. 

El experto sostiene que la discusión del salario mínimo debería centrarse en lo que como sociedad creemos que un trabajador debería ganar como mínimo, desligándose de discusiones etéreas y difíciles de aterrizar a una cifra concreta como es la de la productividad. 
 

Aspectos Clave para establecer el salario mínimo 2024: 

 

“Puede sonar esperanzador que un aumento generoso en el salario mínimo contribuirá significativamente al bienestar de las familias más necesitadas del país. Sin embargo, en la complejidad del mercado laboral colombiano, esta noción es, en realidad, una falacia”, aclara Hofstetter. Con alrededor de 22 a 23 millones de trabajadores en el mercado laboral colombiano, el 10 % de ellos percibe el salario mínimo. 

Por esta razón, es esencial reconocer que el aumento del salario mínimo no genera únicamente beneficiarios. Mientras esta medida puede recibir elogios por parte de aquellos que se benefician directamente, también puede complicar la situación para aquellos que aspiraban a acceder al mercado laboral formal. De acuerdo con el experto, se estima que hay alrededor de 10 millones de personas en el trabajo informal que aspiran a dar el salto a la formalidad. 

“El Gobierno y el Comité encargado de definir el salario mínimo deben considerar que el punto de partida de esta discusión es lo ocurrido con la inflación al final del año, una cifra que aún no se conoce, pero debe rondar cercana al 10 %”, concluye el profesor de la Facultad de Economía.